Se trata quizás de uno de los mejores ejemplos, junto con los Estados Unidos, del impresionante crecimiento en el consumo de cervezas artesanales respecto a las industriales. El fenómeno, que llega de la mano del denominado “Feierabendbier” (beber una cerveza después del trabajo), no ha parado de crecer entre una nueva generación de consumidores que busca regresar a los productos orgánicos y naturales.
Alemania, la maquina económica de Europa, se posiciona en el tercer puesto en cuanto a consumo de cerveza (detrás de Republica Checa y Austria), sin embargo, los últimos datos de la asociación europea de la industria cervecera han vuelto a mostrar una baja cercana al 2% en un camino en descenso que ha comenzado ya en el año 2007.
La principal preocupación ahora de las industriales cerveceras no radica en una crisis económica o algo similar, se enfoca por el contrario en algo mucho más inesperado: Las pequeñas cervecerías artesanales.
Mientras que las primeras pierden mercado, las segundas siguen en alza ininterrumpida.
“Pequeñas marcas en auge” a dicho en un reciente informe el periódico español ABC al referirse a este fenómeno, que se repite además en gran parte del mundo occidental.
Hoy, las cerveceras artesanales alemanas suman cerca de 800 establecimientos y su producción total supera por poco el 1% de la torta total que sigue siendo acaparada por las gigantes industriales.
Pareciera poco referirse a tan solo el 1%, pero suponiendo que ese porcentaje es parte de los 107 litros que consumen anualmente cada uno de los ciudadanos, termina traduciéndose en un numero más que interesante.
Además, debemos sumar aquí el dato no menos importante que indica que la demanda supera hoy en día a la oferta, por lo que esto deja ver claramente que el crecimiento de los pequeños productores artesanales de cerveza se mantendrá en positivo durante un largo tiempo.
Para muchos de estos productores, el principal factor de su crecimiento es la calidad y los nuevos sabores que llegan al mercado de la mano de sus productos. No sintéticos, no transgénicos, no colorantes, no aceleradores, no sustancias animales se traducen en cerveza artesanal de calidad, en alimentos sanos de carácter orgánico.
ABC entrevista en su informe a uno de los referentes de la cerveza artesanal en Berlin, cuya cerveza lleva su mismo nombre: Thorsten Schoppe.
“Hay una pequeña parte de la sociedad alemana que está cansada de las cervezas de la gran industria y tiene ganas de algo diferente. Buscan una cerveza en cuyo sabor noten la firma del productor. Ocurre algo similar con la comida: la gente se interesa cada vez más por la procedencia de los productos que consumen”, afirma Thorsten en la entrevista al periódico español.
“La clave está en ofrecer lo que la gran industria no puede”, continua explicando el cervecero alemán, “que el consumidor pueda beberse la cerveza mirando a los ojos de quien la hizo despierta la simpatía de la clientela local. Además, los cuatro tipos de cerveza del productor berlinés tienen un sabor mucho más acentuado (una incluso tiene un leve toque de cacao) que el producto más impersonal de la gran industria”.
Fuente. ABC.es Diario // http://www.abc.es